Este proyecto ha contribuido a que los productores vean la finca como un ecosistema donde no solo abunda la vida, sino donde especies como los escarabajos aportan beneficios ecológicos, económicos y sociales.
Claudia Alejandra Medina
Al romper el alba, Pedro ordeña las vacas de su finca. Mónica, su esposa, luego procesa esta leche para producir quesos y otros productos que venden en el pueblo. De esta actividad por lo general sobra algo de suero, que es usado en la finca como alimento para los cerdos y, tras el proceso de digestión de estos animales, se convierte en sustento de comunidades enteras de escarabajos y lombrices.
Y es que el escarabajo verde Oxysternon conspicillatum siempre llega a los potreros donde encuentra heces porcinas. Allí, diligentemente las incorpora y sostiene así toda la cadena trófica del suelo. Además, su actividad reproductiva en profundas galerías promueve la diversidad de invertebrados y de la comunidad microbiana, responsable de la nutrición de forrajes. Este reciclaje eficiente de materia orgánica convierte a los escarabajos en una excelente solución basada en la naturaleza (SBN) para mejorar los potreros degradados. Por ello, se han convertido en una parte esencial de la economía circular de esta familia campesina del Suroeste antioqueño.
La actividad de los escarabajos no solo sirve para mejorar el alimento del ganado lechero. Danilo, hijo de Pedro y Mónica, también siembra café a una distancia suficiente para que las vacas puedan pastorear entre las calles del cafetal. Este café de pastoreo, icónico de la finca, se vende bien, pues es producido limpiamente, sin necesidad de más abono que las heces del ganado. La finca el Alcázar se ha convertido así en un ejemplo de cómo obtener beneficios económicos en equilibrio con la biodiversidad.
El uso de los escarabajos coprófagos biorrecicladores es una SBN que se promueve desde el Instituto para el sector ganadero. En los dos años anteriores se han implementado experiencias en fincas de producción láctea y cárnica en Antioquia, Huila y Cundinamarca.
Otro ejemplo de la importante labor de los escarabajos es la finca Madrigal, donde se ha implementado un modelo de ganadería regenerativa que incorpora otras actividades como la plantación de caucho y la producción agrícola y agroforestal de plátano y cedro rosado. En esta finca se gestiona la biodiversidad mediante la conservación de bosques y fuentes de agua, así como potreros con sistemas agroforestales. Estos elementos constituyen una matriz compleja de biodiversidad, que se refleja en la presencia de una de las comunidades de escarabajos más completas registradas para paisajes ganaderos.