Lo que sabemos de la biodiversidad colombiana: una mirada inicial
¿Qué pasaría si José Celestino Mutis regresara, pasados 200 años, para constatar el estado actual de las especies de quina (Chinchona) que él descubrió, o los más de seis mil ejemplares que describió para la Flora del Nuevo Reino de Granada? Seguro le sorprendería cómo los bosques tropicales que tanto estudió a lo largo del río Magdalena han desaparecido, al igual que su bosque de Mariquita (Tolima), hoy borde de los barrios periféricos de esa ciudad. Por eso, el ejercicio de ver lo que conocíamos antes y lo que sabemos ahora es tan importante para entender de dónde venimos y hacia dónde vamos en términos de biodiversidad y conservación.
Cuando sellamos nuestra independencia teníamos una ciencia que apenas separaba a los organismos entre animales y plantas. Ahora, hemos evolucionado a tecnologías que nos permiten distinguir especies de cinco reinos, su origen y diversidad genética. Esto nos proporciona un mayor conocimiento de las diferentes expresiones de la biodiversidad que, como parte de nuestro patrimonio natural, son la base para un país donde la “Bioeconomía”, por ejemplo, cobra cada vez mayor relevancia.
El capítulo 2 de la Evaluación Nacional, titulado Estado de la Biodiversidad y que tenemos el reto de coordinar, no es un simple recuento de cifras, un diagnóstico terminado, ni mucho menos un listado. Este apartado toma múltiples fuentes de consulta y las consolida para mostrarnos un panorama integral de la diversidad biológica colombiana como el reflejo de los conocimientos ancestrales de nuestros pueblos y esfuerzos de organizaciones, entidades, investigadores, estudiantes y entusiastas de la naturaleza. Por esa razón se consideraron los datos disponibles en el Sistema de Información de Biodiversidad de Colombia (SIB Colombia) , plataforma de acceso libre, y las publicaciones más destacadas en diferentes ámbitos sobre los grupos biológicos más representativos del territorio nacional.
Esta compilación no habría sido posible sin el aporte de expertos, en campos específicos de la diversidad biológica del país, quienes han enriquecido a través de su experiencia la presente Evaluación. Sin duda, muchos grupos biológicos no recibieron la suficiente atención o se quedaron sin ser escudriñados aquí, lo cual es una señal de que hay mucho por trabajar para visibilizarlos y propender por su estudio y conservación.
Por otro lado, este capítulo muestra también que hay grupos biológicos cada vez más visibles en comparación con el primer informe de biodiversidad publicado hace dos décadas.
Asimismo, incluye los diversos niveles de organización de la diversidad biológica, desde los genes hasta las especies y sus aportes al funcionamiento de los ecosistemas. De la misma forma se ha referenciado la presencia de estos elementos de la diversidad a nivel espacial, en aras de ofrecer información útil desde lo nacional hasta lo local, presentando áreas prioritarias para trabajos futuros. Tal aproximación a la biodiversidad, en sus múltiples niveles, nos permitirá ver las falencias en conocimiento a nivel taxonómico en grupos específicos, los desbalances a escala espacial, así como los escasos aportes a la comprensión del funcionamiento ecosistémico.
De esta manera, los tomadores de decisiones podrán anticipar sus intervenciones y enfocar sus esfuerzos hacia lo vital e impostergable en términos de la sobrevivencia de nuestro país como parte de un mosaico de ecosistemas enclavados en un único planeta. No esperamos que este capítulo sea un tratado sobre la biodiversidad per se, sino un informe que nos muestre, en una ventana de tiempo, cuál ha sido su tendencia.
Sabemos que los resultados de este trabajo, lejos de representar una recopilación plena del conocimiento de la diversidad biológica del país, deben considerarse como la construcción de una línea base para comprender lo que ha pasado en términos de beneficios de la naturaleza para la gente, los motores que la amenazan, valorar lo que nuestras comunidades ancestrales han hecho por ella, evaluar cómo las decisiones del Estado y el gobierno colombiano han respondido a esa riqueza natural y cómo debe planearse estratégicamente el futuro, para que los esfuerzos institucionales e individuales de investigadores, entusiastas y enamorados de la múltiples expresiones de la vida presentes en el país, perduren.
Publicado el día 23 de septiembre de 2019 | Por: ENBSE