Las 127 hectáreas de la Ecoreserva La Tribuna se ubican en los relictos del bosque seco tropical huilense y están dedicadas a la conservación e investigación de la biodiversidad. Este laboratorio natural recibe el cobijo de San Francisco, Peñas Blancas y Tamarindo, veredas donde algunos de sus habitantes participan del programa Biomonitores, una iniciativa pionera en Colombia liderada por el Instituto Humboldt, cuyo objetivo es formar a no expertos en el manejo y aplicación de herramientas para la caracterización y monitoreo de comunidades de plantas e insectos con el fin de mejorar la información científica disponible sobre flora y fauna. Hoy traemos la segunda de 8 entregas de la serie periodística con las historias de vida de nuestros Biomonitores.
Laura Pabón, actualmente es estudiante de Licenciatura en Ciencias Naturales y Educación Ambiental en la Universidad Sur Colombiana, es oriunda de Neiva, tiene 21 años, le gusta bailar, escuchar música, jugar rugby, vive con su familia y la define el deseo ferviente de ayudar a los demás.
Precisamente con esas ganas de aportar a su entorno, han hecho que sus esfuerzos académicos se vayan enfocando alrededor de las ciencias naturales. En un comienzo, su vocación estuvo inclinada hacia la medicina, pero luego surgió un momento único y mágico, donde la química y la naturaleza ocuparían el primer lugar por encima del área de la salud.
Laura resume que esa ayuda que brinda a los demás, la hace sentir muy bien, tanto así, que poder generar un ambiente mejor a partir de una conciencia ambiental, es una de sus mayores satisfacciones; pues: “si uno no tiene responsabilidad con el ambiente, entonces para qué vino al mundo”.
Y es que ese gusto por la naturaleza se conecta particularmente con las plantas, la botánica, para entender las diferentes taxonomías y su endemismo. En ese mundo tan diverso y a la vez enigmático, le apasiona especialmente mucho la fitoquimica, esa ciencia que estudia los compuestos extraídos de las plantas.
Podría decirse que gran parte de la atracción de Laura por el mundo de las herbáceas, arbóreas y toda clase de plantas llevó a que fuera seleccionada dentro de un grupo de cuatro estudiantes para la convocatoria del proyecto de Fibras, fue así como emprendió este conocimiento en las fibras de la ecoreserva La Tribuna.
Parte de su trabajo en este lugar ha consistido en la caracterización y monitoreo de las plantas presentes, procesos que lleva a la identificación de la diversidad del sitio, por ejemplo, una vez identificados los tipos de árboles, poder establecer el manejo adecuado para su conservación. Después de esa caracterización, viene, entre otros aspectos, el desarrollo del componente genético, el cual permite conocer factores de su formación, absorción de nutrientes, entre otros rasgos característicos. Luego, es importante destacar la parte fenológica, donde se mira la calidad de follaje entre otros, y por último los rasgos funcionales para saber cuál es su interacción, como por ejemplo el contenido de carbono y la cantidad de oxígeno que está generando. Añade que: “Es muy interesante conocer estas fases del proyecto, especialmente en el bosque seco tropical de la tribuna, que es muy significativo para mí”.
Pero como no todo es estudio, esta Huilense de 21 años, a parte de su pasión y vocación por el mundo natural, en contraste, reparte su tiempo escuchando música, bailando y la práctica del rugby. Este último, no tan común, al que llegó por uno de esos azares de la vida cuando quería canjear un cupón para práctica libre de un deporte, al que posteriormente le dijo: “vamos a darle una oportunidad al rugby”, porque antes había practicado natación y otros deportes más convencionales, sin embargo, entrenó, le gustó, y ahí se quedó. Tanto ha sido su interés por este deporte que hoy en día es la capitana del equipo universitario.
Entre la ciencia, la academia y la comunidad
Con Fibras el conocimiento generado entre la academia y la ciencia ha permitido difundir el conocimiento, el mismo, que a veces por ciertas singularidades en diversos proyectos ambientales no se involucra a las comunidades. A diferencia de esto, en Fibras los investigadores y comunidades si han confluido en un entorno donde los territorios se vienen empoderando en temas sobre la conservación de la biodiversidad.
Para Laura, pasar de la academia y el entorno pedagógico al estudio en campo le ha permitido establecer conexiones satisfactorias, generando empatía con los diferentes profesionales y los biomonitores, personas de la comunidad involucradas en este ejercicio de ciencia participativa.
Dice Laura que los biomonitores como tal, son personas muy agradables señores y chicos que siempre quieren compartir su conocimiento empírico sobre los usos medicinales, sus historias que se tejen alrededor de las diferentes plantas. Por ejemplo, Don Alaín, “es todo un caballero, muy dispuesto a ayudar y aportar a los demás, le interesa mucho ver la evolución de las plantas”, afirma Laura.
Fibras en unas líneas:
“Para mi es algo muy interesante, pues a uno como estudiante le sobran ganas de aprender, y la estrategia que ha tenido el instituto para conocer la diversidad del país, sumado a involucrarnos a los estudiantes, esta genial”.