Nacida en Palmira Valle del Cauca, estudiante de pregrado en biología, ávida por el conocimiento en temas de páramos, le gusta viajar, y anhela fervientemente seguir adquiriendo experiencia desde su quehacer profesional. Desde hace algunos años se trasladó a vivir a Nariño, en una vereda llamada la Floresta, junto con su abuela y algunos tíos; y aunque ha estado gran parte del tiempo en esta zona del país, estudia en Manizales, en la Universidad de Caldas, donde se encuentra finalizando sus estudios de pregrado, reparte gran parte de su tiempo entre ambas ciudades, sin que eso frustre sus sueños o la aleje de su familia.
Su amor por la biología empezó cuando estaba terminando el bachillerato, al mismo tiempo que pensó en estudiar medicina, pero finalmente la biología la sedujo.En ese entonces Mónica vivía en el campo, al igual que ahora, con la coincidencia que el colegio tenía un énfasis agropecuario, el cual la impactó y le fue mostrando detalles de la naturaleza, las plantas y animales, que al día de hoy la inquietan bastante. Esa pasión fue creciendo en la medida que disfrutaba recorrer cada uno de los páramos que están cerca de donde vive, y mientras se deleitaba con su naturaleza, comenzó a estudiarlos a fondo. Logró conectar tanto con esos ecosistemas que los considera de gran importancia por la relación entre los seres vivos y el impacto entre lo rural y la ciudad.
Ese ha sido uno de los motivos que la mueven a seguir estudiando el mundo de la biología. Sin embargo, se dio cuenta que el mercado laboral también demanda otras necesidades, tanto así que decidió ‘dar un salto’ y arriesgarse a estudiar e investigar sobre otras temáticas.”…Yo creo que igual uno se tiene que adaptar a todo, entonces adapté la propuesta al bosque seco tropical…”, afirma Rosas. Con más riesgo que conocimiento, decidió que su tesis de grado estuviera enfocada en el biomonitoreo de macro hongos silvestres útiles con potencial medicinal en los ecosistemas de bosque seco tropical.
Y como todo el que busca encuentra, así llegó a Fibras, con la oportunidad de estudiar e investigar sobre los hongos, un mundo ajeno del que conocía poco pero que de igual forma le inquietaba. Su principal argumento a favor fue la escasa literatura que se ha registrado en el bosque seco tropical sobre estos organismos. Pues, “se han reportado más para bosque húmedo y para otros ecosistemas, pero no tanto en estos”. Según Rosas, en Colombia las investigaciones sobre estos especímenes son muy ‘nuevas’ y desde hace poco, se conocen las propiedades nutricionales, medicinales, sus usos y aprovechamientos y el aporte a la bioeconomía. “Es por eso que estoy metida por este lado”, afirma.
A partir de esa propuesta que realizó al proyecto Fibras, Rosas cuenta que este grupo de organismos eucariotas, los hongos, representan un papel importante en los ecosistemas y la ecología, ya que son capaces de degradar sustratos, descomponer materiales y nutrientes que las plantas asimilan, generando así, recursos importantes para los animales, inclusive para los seres humanos. Agrega que para las comunidades es beneficioso aprender sobre los hongos, porque el aprovechamiento adecuado puede generar ingresos económicos para las comunidades que están presentes en las áreas de influencia del proyecto.
Fibras en unas líneas
Para esta estudiante próxima a graduarse, Fibras le ha permitido empoderarse y brindar herramientas de conocimiento junto con sus compañeros de labores y también estudiantes de pregrado como ella. Para Rosas, ha sido muy valiosa la interacción y labor con la comunidad de la ecoreserva La Tribuna. “Yo creo que es bastante chévere este tipo de iniciativas, que hacen la convergencia entre el sentido social, los estudios y los proyectos que tienen que ver con biodiversidad, pues muchas gracias. Por eso también me voy agradecida por este espacio. Es chévere, desestresante y todo”.