Oscar nació en Bogotá en el año 1994, tiene 27 años,no es muy alto, de cabello castaño, ojos claros color miel, muy empático, aunque un poco tímido y reservado. Su núcleo familiar son su hermano menor y su papá, con quienes mantiene una constante comunicación. Sin embargo, vive solo y según él, eso ha hecho que destaque en el campo profesional, laboral y hasta con los quehaceres de la casa.
Cuando tenía 21 años compró una moto con la cual ha conocido distintas regiones de Colombia y ha descubierto la gran diversidad del territorio colombiano.Poco a poco con las rodadas en su motocicleta, también empezó a crecer una inquietud por las Ciencias Naturales.Fue así que su interés por el estudio en estas áreas lo llevó a estudiar Licenciatura en Biología en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, donde se ha destacado por ocupar los primeros lugares gracias a su compromiso, responsabilidad y dedicación.
Su pasión por los temas relacionados con la Biología le ha llevado incluso a pertenecer al Grupo de Investigación en Artrópodos KUMANGUI, donde ha realizado aportes en el estudio de los Macroinvertebrados acuáticos y la ecología de los insectos edáficos.
Las fibras que mueven a Oscar Prieto
Uno de sus gustos que considera como hobbie, es la investigación y enseñanza de la entomología acuática a través del estudio de los macroinvertebrados acuáticos, pasiones que lo llevaron a pertenecer al Programa Apoyos a la Investigación, espacio para el conocimiento, donde pudo realizar su trabajo de grado sobre los macroinvertebrados acuáticos presentes en la quebrada el Neme, en la ecoreserva La Tribuna en Neiva, Huila.
Oscar cuenta que generalmente esta clase de organismos invertebrados presentes en los ecosistemas acuáticos pasan desapercibidos por la gran mayoría de las personas. En el inconsciente popular las personas suelen asimilar estos organismos únicamente con los peces e insectos. De acuerdo con Prieto, existe una amplia diversidad de estos organismos que van desde esponjas, planarias, sanguijuelas, oligoquetos, moluscos o crustáceos, entre los que se encuentran los cangrejos, los cuales son excelentes indicadores biológicos de las condiciones de calidad de un determinado recurso hídrico superficial.Cuando hay evidencias de contaminación orgánica o química los macroinvertebrados son utilizados para determinar la calidad del ecosistema acuático.
Las fibras del conocimiento en el territorio huilense
A través del Programa Apoyos a la Investigación del convenio Fibras, habitantes de las veredas San Francisco, Tamarindo y Peñas Blancas en Neiva junto con estudiantes universitarios conformaron el grupo de Biomonitores del primer programa nacional de su tipo que forma a personas no expertas en el monitoreo de la biodiversidad y brinda incentivos económicos por su labor.
De la iniciativa Inspirada en Bioalfa de Costa Rica, los biomonitores o personas de la comunidad trabajaron conjuntamente para aportar a la construcción colectiva del conocimiento de la riqueza natural del Huila con especial énfasis en muestras genéticas de insectos y otros grupos biológicos.
De estos ejercicios de monitoreo en ecosistemas acuáticos aparte de ser una experiencia muy pedagógica, le servirán a los biomonitores para el conocimiento de los ciclos biológicos de estos especímenes y a reconocer cómo sus funciones en este ecosistema contribuyen a la identificación del estado de las fuentes hídricas como los ríos, lagunas y cuerpos de agua presentes en este territorio.
Prieto, al igual que la comunidad científica de este proyecto, recalca que de este primer ejercicio piloto desarrollado en Colombia, se tuvo en cuenta el conocimiento empírico de las comunidades. “Las comunidades ahora son más conscientes de lo valioso de su biodiversidad hablando de la fauna, flora, hongos, y en muchas ocasiones, los individuos que ellos ven pueden ser nuevos registros para la ciencia”, agrega Prieto.
Dentro de las diferentes actividades realizadas en campo se destacaron ejercicios de difusión y aprehensión del conocimiento empírico - científico como el desarrollo de talleres de genética realizados entre investigadores, comunidad y el grupo de estudiantes como Oscar. A partir de labores como estas, se contribuyó a la consolidación de aproximadamente 30 mil códigos de barras de ADN, el triple de lo que actualmente se encuentra registrado en bases de datos nacionales.