Victor Ardila es un jóven próximo a graduarse como licenciado en biología de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, profesión que despertó su pasión por los insectos, gracias a su mentor Alexander García, quien se especializa en la orden de insectos himenópteros y dirige el grupo de investigación en artrópodos Kumangui, nombre que significa luciérnaga sagrada. En este grupo, Victor encontró otras personas que compartían su mismo interés por el estudio de estos pequeños insectos, espacio donde ha podido ampliar su conocimiento y encontrar un campo de investigación para enfocar mejor sus estudios.
Su curiosidad lo ha llevado a conocer diferentes zonas y la gran biodiversidad del territorio colombiano, no sólo de los insectos, sino también conocer la gran diversidad cultural y social, esta última, que le ha permitido interactuar con comunidades locales, aprendiendo de sus saberes y recopilando las historias sobre estos “bichos”, como el coloquialmente les llama.
Actualmente se enfoca en el estudio de cigarritas, moscas, y avispas; y según él, considera que este orden de insectos tienen una mala reputación en el imaginario colectivo. Es por esto que uno de sus retos es conocer e indagar más sobre estos grupos biológicos, sus interacciones, los servicios ecosistémicos que ofrecen, su rol en el ambiente y la importancia de su conservación. Temas determinantes que han despertado el interés y vocación de este jóven por investigar todo sobre estos organismos, y así poder divulgar asertivamente este conocimiento a las personas.
Programa Apoyos a la investigación: Monitoreo biológico entre Estudiantes y Biomonitores
El Programa Apoyos a la Investigación del convenio fibras, brindó la oportunidad a Victor de poner en práctica los conocimientos adquiridos durante su ejercicio académico. “Cuando escuché del proyecto me di cuenta que en este podía poner en práctica todas aquellas habilidades obtenidas en mi carrera, juntando así, la pasión que tenía por los insectos, la preservación del medio ambiente, y el trabajo con las comunidades”. Este programa le ha abierto las puertas no sólo a estudiantes de pregrado y posgrado de diferentes universidades públicas y privadas del país; sino también a las comunidades, habitantes de las veredas San Francisco, Tamarindo y Peñas Blancas en Neiva, donde se ubica la Ecoreserva La Tribuna, antigua finca ganadera y hoy espacio natural dedicado a la conservación del bosque seco tropical.
A partir del desarrollo de las actividades propuestas por el Programa Apoyos a la Investigación, se consolidó el grupo de biomonitores, término que refiere a personas que hacen parte del Primer Programa Nacional de su tipo, el cual forma a personas no expertas en el monitoreo de la biodiversidad y brinda incentivos económicos por su labor. En esta oportunidad, orientar los procesos de conocimiento y hacer procesos de ciencia participativa, han sido algunos de los tantos retos que han desempeñado estudiantes como Victor, ya que han trabajado conjuntamente con la comunidad para aportar a la construcción colectiva del conocimiento de la riqueza natural del Huila y el país. Como parte de sus actividades en campo recolectaron muestras genéticas de insectos y otros grupos biológicos, generando cerca de 30 mil códigos de barras de ADN, el triple de lo que actualmente se encuentra registrado en bases de datos.
Ciencia participativa: Conocimiento y los saberes de la comunidad
Para Victor, esta experiencia desde lo académico y social, le ha permitido relacionar aquellos saberes de la comunidad con la academia, todo esto a favor de una mejor comprensión sobre la biodiversidad presente en el bosque seco tropical. Por ejemplo, para las jornadas de recolección de insectos, aprendió a aplicar nuevos métodos de captura a partir de las enseñanzas de los biomonitores.
Precisamente del trabajo con los biomonitores o personas de la comunidad, Victor describe lo fascinante que ha sido conocer ecosistemas como el bosque seco trópical, no sólo desde un abordaje académico, sino también desde el empirismo.”Los biomonitores nos contaban todo el proceso de restauración que ha tenido esta ecoreserva donde está presente el bosque seco tropical y las actividades agrícolas que se desarrollaban antes”, argumenta Victor. Para afianzar más su conocimiento desde el territorio, los estudiantes también conocieron algunas de las historias locales del grupo de insectos, sus nombres locales, y en el caso de las abejas, los beneficios curativos para el tratamiento de distintas enfermedades.
En contraste, su aporte y el de los demás estudiantes de la cohorte de investigadores, lograron inspirar las capacidades de aprendizaje de los biomonitores, a tal punto que el conocimiento impartido fue relacionado con cada aspecto de lo cotidiano, replicando con cada uno de sus conocidos, y familias.“Es algo que lo llena a uno como profesor, ver que lo que le enseñamos a una persona, no se queda únicamente en esa persona, sino que tiene un alcance mucho mayor y que estas llevan esos conocimientos a su núcleo social”, agrega.
La participación de Victor en el Programa Apoyos a la investigación, le permitió fortalecer sus capacidades, establecer nuevos vínculos profesionales, interactuar y comprender mejor el entorno a partir del diálogo de saberes con los investigadores, las comunidades locales, sus conocimientos e historias “Haber hecho parte de este programa me permitió entregarme de una manera más amena al proyecto tanto en el trabajo en campo con los biomonitores, la interacción con ellos, igualmente en la fase de laboratorio, el trabajo grupal, todas las personas que integran el proyecto, me ha parecido muy fascinante”