El Programa Apoyos a la Investigación, derivado del convenio de cooperación Fibras firmado entre el Instituto Humboldt y Ecopetrol, marca un precedente en el país al inaugurar una estrategia pionera de alfabetización en registro y monitoreo de la biodiversidad para públicos no expertos, y así mismo disponer de Ecoreservas como “laboratorios vivos”, donde estudiantes universitarios de pregrado y posgrado pueden culminar sus proyectos de investigación, mientras aportan al conocimiento de diversos grupos biológicos de flora y fauna nacionales.
Desde la distancia física y geográfica, causada por la contingencia derivada del Coronavirus y que ha transformado la vida en una versión en pantalla de lo que fueran diversos espacios de socialización públicos o privados, abrimos la conversación para entrevistar a los participantes de este selecto grupo de estudiantes investigadores que provienen de distintas ciudades, universidades y programas académicos del país.
Ximena Ramírez es administradora de empresas y tiene 35 años de edad. En ese océano fiero y tranquilo que suele ser la vida, esta administradora de empresas dio un giro decisivo a su nave enrutándose al puerto de los asuntos pendientes. Allí la esperaba un pregrado en Biología “La Administración la ejercí por ocho años. Estando en ese contexto me pregunté si, realmente, quería pasar los próximos 30 años en una oficina, frente a un computador haciendo temas de presupuestos, planeación y demás”, cuenta.
En un ejercicio de honestidad, Ximena aceptó que la única oficina que anhelaba para el resto de sus días era la montaña, la naturaleza. “No es fácil tomar la decisión de volver a empezar, cuando tienes consolidados temas económicos y laborales. Además, súmale el hecho de que debes estudiar con personas 10 o 15 años menores que tú. El caso es que tardé un año en tomar la decisión con la firme convicción de que prefería intentarlo y no quedarme con la duda”, menciona.
¿Se arrepiente de haber tomado esa decisión? Ximena Ramírez: “No me he arrepentido. Hasta ahora siento que ha sido todo muy bonito, una experiencia muy valiosa. Retomar las clases y las aulas no ha sido fácil. La Biología es un polo opuesto de la Administración, así que sigo en ese proceso de aprendizaje, enamorándome de esto. De hecho, no veo la Biología como una profesión, sino como una forma de vida; ya no soy la misma después de haberla estudiado”.
¿Y cómo recuerda ese proceso, ese tránsito? XR: “Es muy diferente cuando te dedicas a lo que te hace feliz, te satisface, te llena y encima te lo remuneran. El proceso no ha sido fácil; tuve que cambiar el chip y la mirada hacia la vida en su grandeza y formas, algo que antes no me cuestionaba, porque entre las cuatro paredes de una oficina la naturaleza era invisible, se ocultaba de cierta manera. En fin, he tenido altibajos, pero sigo feliz de mi decisión. Además, el apoyo y acompañamiento de mi pareja, con quien llevo ya seis años, ha sido fundamental”.
Ximena es una mujer de decisiones radicales o es lo que puede entreverse en sus respuestas. Su testimonio nos reitera que en la vida se toman elecciones incómodas para avanzar y sentirse a plenitud. Dicha plenitud la experimenta en sus pasatiempos: “Me gusta mucho caminar, disfrutar de la naturaleza, con a mi compañero y mascota, un pastor alemán; juntos visitamos montañas y disfrutamos del paisaje; también, me gusta mucho leer, amo profundamente la lectura, no solo de temas científicos o biológicos, sino la literatura más afín con esas experiencias de los naturalistas, muy de aventuras. También, me encanta pajarear, observar aves; siempre llevo mi guía de identificación y los binoculares. Es de las actividades que más disfruto, dice.
Hablemos de la experiencia en el Programa Apoyos a la Investigación, ¿cómo ha resultado en lo personal y profesional? XR: “Mi línea de trabajo en el Programa Apoyos a la Investigación está enfocada en las aves que habitan la Ecoreserva, donde hacemos el estudio de su dieta. Participar aquí ha sido un aprendizaje total. Sé que queda aún mucho por delante, pero siento que ha sido valioso conocer personas muy buenas y comprometidas por este trabajo. Creo que al realizar análisis de muestras habrá resultados útiles para el conocimiento de la ciencia nacional y que podrán compartirse con los biomonitores y habitantes de las zonas aledañas a la Ecoreserva. Me iré convencida de que la Biología es lo mejor”.
Ximena, ¿qué opinión le merecen los biomonitores? XR: “En medio de ese proceso de muestreo y colecta de aves conocí a los biomonitores (personas no expertas formadas en labores de apoyo a registro y monitoreo de la biodiversidad en la Ecoreserva La Tribuna). En un comienzo, ellos no entendían el por qué colectábamos aves, así que este hecho generó un diálogo muy interesante donde pudimos explicarles que estas actividades brindan información en el tiempo a los expertos y amplían el conocimiento de la biodiversidad de la ecoreserva. Al final de esa salida a campo, quedaron tan entusiasmados que hasta les dimos un taller de avistamiento de aves, donde aprendieron a guardar silencio y a escuchar el bosque. Disfrutamos mucho esa experiencia, pues había personas que nunca habían usado unos binoculares en su vida ni conocían una guía de avistamiento. El hecho de que puedan vincularse a la observación de avifauna, aportará datos a las diversas plataformas de ciencia participativa”.